¿Son nuestros clamores una forma de oración?
¿Qué hombre tiene tan poca fe que en un momento de gran desastre y de angustia no ha invocado a su Dios? ¿Quién no ha clamado cuando se ha visto confrontado con el peligro, la muerte o un misterio superior a su comprensión o experiencia normal? ¿De dónde procede este profundo instinto, que expresamos en momentos de peligro?
Mi vida no tiene que estar saturada de religión para reconocer este gran misterio de la naturaleza. Todos los seres que andan por la tierra poseen el instinto de clamar pidiendo ayuda. ¿Por qué es que poseemos este instinto, este don?
No pediré jamás que se me otorgue oro, amor, buena salud, victorias mezquinas, fama, éxito ó felicidad. Oraré por directivas y orientaciones para que se me señale el camino para adquirir estas cosas. Quizá recibiré la dirección y orientación que busco, o tal vez no, pero ¿no son estas dos cosas una respuesta?
Oraré de esta manera:
Creador de todas las cosas, ayúdame, porque hoy me interno en el mundo desnudo y sin tu mano que me guíe me extraviaré del camino que conduce al éxito y a la felicidad.
No pido ni oro ni ropas ni aún las oportunidades pero guíame para que adquiera habilidad para aprovechar mis oportunidades.
Tú les has enseñado al león y al águila cómo cazar y prosperar con sus dientes y sus garras, enséñame a cazar con palabras y a prosperar con amor para que sea un león entre los hombres y águila en el mercado.
Ayúdame a permanecer humilde en los obstáculos y fracasos pero no ocultes de mi vista el premio que acompañará a la victoria.
Asígname tareas en cuyo desempeño otros hayan fracasado, pero guíame para que pueda arrancar las semillas del éxito de entre sus fracasos.
Confróntame con temores que me templen el espíritu, pero concédeme el valor para reírme de mis dudas.
Dame un número suficiente de días para alcanzar mis metas y ayúdame para vivir hoy como si fuera mi último día.
Guía mis palabras para que produzcan frutos, pero sella mis labios para que no diga chismes y nadie sea calumniado.
Hazme alerta a fin de reconocer la oportunidad pero otórgame paciencia que concentrará mis fuerzas.
Báñame en buenos hábitos para que los malos se ahoguen, pero concédeme compasión para las debilidades de los hombres.
Déjame saber que todo pasará y ayúdame a contar mis bendiciones de hoy.
Exponme al odio para que no me sea extraño, pero llena mi copa de amor para que pueda convertir a los extraños en amigos.
Que todas estas cosas sean así si es tu voluntad.
Soy tan sólo un pequeño y solitario grano de uva que se aferra a la viña y sin embargo me has hecho distinto de todos los demás.
En realidad debe existir un lugar especial para mí.
Guíame. Ayúdame. Señálame el camino.
DÉJAME QUE LLEGUE A SER TODO LO QUE TIENES PLANEADO PARA MÍ CUANDO MI SEMILLA FUE PLANTADA Y SELECCIONADA POR TI, PARA GERMINAR EN LA VIÑA DEL MUNDO. GUÍAME, DIOS.
Mi vida no tiene que estar saturada de religión para reconocer este gran misterio de la naturaleza. Todos los seres que andan por la tierra poseen el instinto de clamar pidiendo ayuda. ¿Por qué es que poseemos este instinto, este don?
No pediré jamás que se me otorgue oro, amor, buena salud, victorias mezquinas, fama, éxito ó felicidad. Oraré por directivas y orientaciones para que se me señale el camino para adquirir estas cosas. Quizá recibiré la dirección y orientación que busco, o tal vez no, pero ¿no son estas dos cosas una respuesta?
Oraré de esta manera:
Creador de todas las cosas, ayúdame, porque hoy me interno en el mundo desnudo y sin tu mano que me guíe me extraviaré del camino que conduce al éxito y a la felicidad.
No pido ni oro ni ropas ni aún las oportunidades pero guíame para que adquiera habilidad para aprovechar mis oportunidades.
Tú les has enseñado al león y al águila cómo cazar y prosperar con sus dientes y sus garras, enséñame a cazar con palabras y a prosperar con amor para que sea un león entre los hombres y águila en el mercado.
Ayúdame a permanecer humilde en los obstáculos y fracasos pero no ocultes de mi vista el premio que acompañará a la victoria.
Asígname tareas en cuyo desempeño otros hayan fracasado, pero guíame para que pueda arrancar las semillas del éxito de entre sus fracasos.
Confróntame con temores que me templen el espíritu, pero concédeme el valor para reírme de mis dudas.
Dame un número suficiente de días para alcanzar mis metas y ayúdame para vivir hoy como si fuera mi último día.
Guía mis palabras para que produzcan frutos, pero sella mis labios para que no diga chismes y nadie sea calumniado.
Hazme alerta a fin de reconocer la oportunidad pero otórgame paciencia que concentrará mis fuerzas.
Báñame en buenos hábitos para que los malos se ahoguen, pero concédeme compasión para las debilidades de los hombres.
Déjame saber que todo pasará y ayúdame a contar mis bendiciones de hoy.
Exponme al odio para que no me sea extraño, pero llena mi copa de amor para que pueda convertir a los extraños en amigos.
Que todas estas cosas sean así si es tu voluntad.
Soy tan sólo un pequeño y solitario grano de uva que se aferra a la viña y sin embargo me has hecho distinto de todos los demás.
En realidad debe existir un lugar especial para mí.
Guíame. Ayúdame. Señálame el camino.
DÉJAME QUE LLEGUE A SER TODO LO QUE TIENES PLANEADO PARA MÍ CUANDO MI SEMILLA FUE PLANTADA Y SELECCIONADA POR TI, PARA GERMINAR EN LA VIÑA DEL MUNDO. GUÍAME, DIOS.
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