Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
Una hoja de morera tocada por el genio del hombre se convierte en seda.
Un campo de arcilla tocado por el genio del hombre se convierte en un castillo.
Un ciprés tocado por el genio del hombre se convierte en un santuario.
Y si es posible que las hojas, la arcilla y la madera multipliquen su valor en un ciento por ciento...
¿No puedo hacer lo mismo con la arcilla que lleva mi nombre?
Soy como el grano de trigo a quien le confrontan tres futuros:
· Puede ser arrojado en un chiquero para alimentar a los cerdos.
· Puede molerse, convertirse en harina y luego en pan.
· Puede sembrarse y crecer hasta que sus espigas de oro
. .produzcan mil granos de uno.
Soy como un grano de trigo, con una diferencia...
El trigo no puede escoger ser alimento para los cerdos, molido para el pan ó plantado para que se multiplique. Yo tengo la facultad de elección. No permitiré que mi vida sea alimento de cerdos ni dejaré que sea molida bajo las piedras del fracaso y la desesperación y ser devorado por la voluntad de otros.
El grano de trigo, para que crezca y se multiplique es necesario plantarlo en la oscuridad de la tierra y mi fracaso, mi desesperación, mi ignorancia y mis inhabilidades son la oscuridad en la cual he sido plantado a fin de madurar. Ahora, como el grano de trigo que brotará y fructificará solo si es nutrido por la lluvia, el sol y los vientos tibios, yo también debo nutrir mi cuerpo y mi mente para cumplir mis sueños. Para crecer hasta llegar a su plenitud el trigo debe esperar los caprichos de la naturaleza. Pero yo no necesito esperar porque tengo el poder para escoger mi propio destino.
Multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
¿Y cómo lograré esto?
Primeramente fijaré metas para el día, la semana, el mes, el año y mi vida. Así como la lluvia debe caer antes de que el grano de trigo rompa su cáscara y germine, así yo también debo tener metas y objetivos para que mi vida cristalice. Al fijarme metas recordaré mis mejores trabajos del pasado y los multiplicaré en un ciento por ciento. Nunca me preocuparé de que mis metas sean demasiado elevadas, puesto que ¿no es mejor acaso apuntar mi lanza a la luna y herir solo a un águila que apuntar mi lanza al águila y pegarle solo a una roca? La magnitud de mis metas no me asombrará aunque quizá tropiece antes de alcanzarlas. Si tropiezo me levantaré de nuevo y mis caídas no me preocuparán.
Que otros construyan una cueva con su arcilla... Construiré un castillo con la mía.
Y así como el sol debe calentar la tierra a fin de producir la plantita de trigo, estas palabras calentarán mi vida y convertirán mis sueños en realidad. Hoy sobrepasaré toda acción que realicé ayer. Subiré a la montaña de hoy con toda la habilidad que tengo, y sin embargo mañana subiré más alto que hoy, y el día siguiente más alto que ayer.
Y así como el viento caliente hace madurar el trigo, los mismos vientos llevarán mi voz a aquellos que me escucharán y les anunciarán mis metas y aunque todos se rían de mis declaraciones, oirán mis planes, conocerán mis sueños y de esta manera no habrá escape para mí hasta que mis palabras se conviertan en hechos realizados.
Proclamaré siempre mis metas al mundo, nunca mis éxitos. Que el mundo en cambio se me acerque con alabanza y que tenga yo la sabiduría de recibirlo con humildad.
Un campo de arcilla tocado por el genio del hombre se convierte en un castillo.
Un ciprés tocado por el genio del hombre se convierte en un santuario.
Y si es posible que las hojas, la arcilla y la madera multipliquen su valor en un ciento por ciento...
¿No puedo hacer lo mismo con la arcilla que lleva mi nombre?
Soy como el grano de trigo a quien le confrontan tres futuros:
· Puede ser arrojado en un chiquero para alimentar a los cerdos.
· Puede molerse, convertirse en harina y luego en pan.
· Puede sembrarse y crecer hasta que sus espigas de oro
. .produzcan mil granos de uno.
Soy como un grano de trigo, con una diferencia...
El trigo no puede escoger ser alimento para los cerdos, molido para el pan ó plantado para que se multiplique. Yo tengo la facultad de elección. No permitiré que mi vida sea alimento de cerdos ni dejaré que sea molida bajo las piedras del fracaso y la desesperación y ser devorado por la voluntad de otros.
El grano de trigo, para que crezca y se multiplique es necesario plantarlo en la oscuridad de la tierra y mi fracaso, mi desesperación, mi ignorancia y mis inhabilidades son la oscuridad en la cual he sido plantado a fin de madurar. Ahora, como el grano de trigo que brotará y fructificará solo si es nutrido por la lluvia, el sol y los vientos tibios, yo también debo nutrir mi cuerpo y mi mente para cumplir mis sueños. Para crecer hasta llegar a su plenitud el trigo debe esperar los caprichos de la naturaleza. Pero yo no necesito esperar porque tengo el poder para escoger mi propio destino.
Multiplicaré mi valor en un ciento por ciento.
¿Y cómo lograré esto?
Primeramente fijaré metas para el día, la semana, el mes, el año y mi vida. Así como la lluvia debe caer antes de que el grano de trigo rompa su cáscara y germine, así yo también debo tener metas y objetivos para que mi vida cristalice. Al fijarme metas recordaré mis mejores trabajos del pasado y los multiplicaré en un ciento por ciento. Nunca me preocuparé de que mis metas sean demasiado elevadas, puesto que ¿no es mejor acaso apuntar mi lanza a la luna y herir solo a un águila que apuntar mi lanza al águila y pegarle solo a una roca? La magnitud de mis metas no me asombrará aunque quizá tropiece antes de alcanzarlas. Si tropiezo me levantaré de nuevo y mis caídas no me preocuparán.
Que otros construyan una cueva con su arcilla... Construiré un castillo con la mía.
Y así como el sol debe calentar la tierra a fin de producir la plantita de trigo, estas palabras calentarán mi vida y convertirán mis sueños en realidad. Hoy sobrepasaré toda acción que realicé ayer. Subiré a la montaña de hoy con toda la habilidad que tengo, y sin embargo mañana subiré más alto que hoy, y el día siguiente más alto que ayer.
Y así como el viento caliente hace madurar el trigo, los mismos vientos llevarán mi voz a aquellos que me escucharán y les anunciarán mis metas y aunque todos se rían de mis declaraciones, oirán mis planes, conocerán mis sueños y de esta manera no habrá escape para mí hasta que mis palabras se conviertan en hechos realizados.
Proclamaré siempre mis metas al mundo, nunca mis éxitos. Que el mundo en cambio se me acerque con alabanza y que tenga yo la sabiduría de recibirlo con humildad.
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