Lo hizo quien puede...
Ese domingo me disponía a almorzar cuando recibí una llamada telefónica, era mi hija, hablaba de Rioverde, un poblado que se encuentra aproximadamente a 135 kms. de distancia de casa, donde vivían mi hermana Lulú con su familia, mi hija estaba de vacaciones en casa de su tía y vivió una angustiante y dolorosa experiencia.
Llorando y gritando me decía:
- “Mami, Karinita se está muriendo”
Habíamos experimentado ya un dolor enorme con la pérdida de su hermanito en un accidente automovilístico, que el escuchar eso, ante la posibilidad de vivir algo tan triste nuevamente, simplemente me paralizó, se siente algo indescriptible, tu cuerpo no puede reaccionar ante una noticia así, sientes desfallecer.
Le pedí que se tranquilizara y me explicara que había sucedido.
- “Karinita se cayó de la azotea, tiene sus ojos en blanco y no reacciona...“
- “ Mami ... ¿Murió?”
Le pedí me comunicara con un adulto, pero me explicó que todos habían salido al hospital y se habían quedado sólo los niños en casa.
Cuando logré comunicarme con Lulú, me dijo que Kari, su hijita de dos años y medio, había caído y estaba muy mal, temía por su vida. Me pidió que llamara a su pediatra y le explicara el cuadro que presentaba, esto para que la esperaran ya en la Clínica... Venían en camino.
Así lo hice, ellos llegaron en mucho menos tiempo del que regularmente hacemos, Lulú comentó que su esposo venía a toda velocidad en esa carretera de sierra que es muy peligrosa, pero llegaron bien.
Inmediatamente mi sobrinita fue atendida, estuvo en terapia intensiva y las horas pasaban, pasaban, pasaban...
Llorando y gritando me decía:
- “Mami, Karinita se está muriendo”
Habíamos experimentado ya un dolor enorme con la pérdida de su hermanito en un accidente automovilístico, que el escuchar eso, ante la posibilidad de vivir algo tan triste nuevamente, simplemente me paralizó, se siente algo indescriptible, tu cuerpo no puede reaccionar ante una noticia así, sientes desfallecer.
Le pedí que se tranquilizara y me explicara que había sucedido.
- “Karinita se cayó de la azotea, tiene sus ojos en blanco y no reacciona...“
- “ Mami ... ¿Murió?”
Le pedí me comunicara con un adulto, pero me explicó que todos habían salido al hospital y se habían quedado sólo los niños en casa.
Cuando logré comunicarme con Lulú, me dijo que Kari, su hijita de dos años y medio, había caído y estaba muy mal, temía por su vida. Me pidió que llamara a su pediatra y le explicara el cuadro que presentaba, esto para que la esperaran ya en la Clínica... Venían en camino.
Así lo hice, ellos llegaron en mucho menos tiempo del que regularmente hacemos, Lulú comentó que su esposo venía a toda velocidad en esa carretera de sierra que es muy peligrosa, pero llegaron bien.
Inmediatamente mi sobrinita fue atendida, estuvo en terapia intensiva y las horas pasaban, pasaban, pasaban...
Cuando por fin salió la Dra. Lima, nos llamó al privado y comentó que Kari necesitaba ser intervenida quirúrgicamente, pues además de fractura de cráneo, presentaba la radiografía unas manchas obscuras que según ella, eran sangre que podría formar coágulos que ponían en peligro su vida. Tenían que operar...
En tiempo de pausas e inquietudes, de sombras y esperanzas, en que todo es puesto a prueba, sólo atinamos a acceder, no había opción, esto es una experiencia profunda, que deja al descubierto la fragilidad humana y nos sumerge en un mundo lleno de interrogantes, te sientes débil, incapaz, sin fuerza, sin posibilidad de decidir por ti mismo, en manos de otros; ni siquiera puedes huir aunque lo desees. Quisieras cerrar los ojos y creer que esto no está pasando, que es una horrible pesadilla de la que despertarás...
La Doctora haría los preparativos y la operación sería a las 7 de la noche...
Faltaba algún tiempo para que Kari entrara al Quirófano, mi papá nos pidió que lo acompañáramos a la Iglesia, está cerca de la clínica. En una situación así sólo puede brotar espontáneamente la Oración, nos encontrábamos en un caudal inmenso de preocupación, angustia y miedo, pero con grandes deseos de que todo saliera bien, con intenciones, ánimos y fuerzas de que sucediera un milagro y Kari lograra sobrevivir a su accidente.
En tiempo de pausas e inquietudes, de sombras y esperanzas, en que todo es puesto a prueba, sólo atinamos a acceder, no había opción, esto es una experiencia profunda, que deja al descubierto la fragilidad humana y nos sumerge en un mundo lleno de interrogantes, te sientes débil, incapaz, sin fuerza, sin posibilidad de decidir por ti mismo, en manos de otros; ni siquiera puedes huir aunque lo desees. Quisieras cerrar los ojos y creer que esto no está pasando, que es una horrible pesadilla de la que despertarás...
La Doctora haría los preparativos y la operación sería a las 7 de la noche...
Faltaba algún tiempo para que Kari entrara al Quirófano, mi papá nos pidió que lo acompañáramos a la Iglesia, está cerca de la clínica. En una situación así sólo puede brotar espontáneamente la Oración, nos encontrábamos en un caudal inmenso de preocupación, angustia y miedo, pero con grandes deseos de que todo saliera bien, con intenciones, ánimos y fuerzas de que sucediera un milagro y Kari lograra sobrevivir a su accidente.
"¡Cuánto rezamos a Dios por ella!".
Es muy eficaz la oración comunitaria, como dice Jesús:
"Donde están dos o tres reunidos en mi nombre,
Allí estoy yo en medio de ellos"
(Mt 18,19).
Y sé que así es.
Llegó la hora... Nos presentamos en la clínica y la Doctora nos llamó nuevamente al privado, tenía las radiografías y nos las mostró, estaba “profundamente apenada” y dijo:
- “Perdón, no sé que pasó, debí preocuparlos demasiado, pero es que esta mañana veía la fractura y esas manchas y ahora la radiografía está normal, estoy muy apenada”...
Papá contestó:
- “No se preocupe Doctora, estamos seguros que esta mañana estaba la fractura y esas manchas negras... Las quitó quien puede”.
(Mt 18,19).
Y sé que así es.
Llegó la hora... Nos presentamos en la clínica y la Doctora nos llamó nuevamente al privado, tenía las radiografías y nos las mostró, estaba “profundamente apenada” y dijo:
- “Perdón, no sé que pasó, debí preocuparlos demasiado, pero es que esta mañana veía la fractura y esas manchas y ahora la radiografía está normal, estoy muy apenada”...
Papá contestó:
- “No se preocupe Doctora, estamos seguros que esta mañana estaba la fractura y esas manchas negras... Las quitó quien puede”.
Saboreamos aún ese milagro, Karinita es una de mis sobrinitas consentidas (ojalá y no lo lean las demás) pero así es. Es una muñequita vivaracha, simpatiquísima y extremadamente cariñosa. La Amo!!!
¡Gracias Dios!
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